Lo primero que queremos que sepas es la diferencia entre calamar, pota o rejo y pulpo. Para ello, podemos decirte que el calamar es de tacto suave y un tamaño medio de unos 20 centímetros, además de tener un sabor muy característico y preciado para muchos paladares.
Parecido al calamar encontramos el pulpo, un cefalópodo que puede llegar a alcanzar los 3 metros y cuya carne difiere de la del calamar en que, pese a ser igual de sabroso, tiene una textura más agradable.
Por último, el producto del mar que nos interesa en este artículo: la pota. También es muy conocido como “rejo”, que es el nombre que reciben los tentáculos que tiene en su parte superior, el lugar de donde se obtienen las rodajas que nos comemos. Se distingue de los otros dos en su textura y, en especial, su sabor no son de la misma calidad que el calamar o el pulpo, lo que hace que este producto sea mucho más barato.
Ventajas de comer rejo cocido
Como ya te hemos comentado, el rejo tiene una calidad y un sabor inferior al calamar o al pulpo, aunque muchos establecimientos lo hacen pasar como tal, llegando a engañar al consumidor.
Pese a todo esto, desde el punto de vista nutricional no existen prácticamente diferencias entre ellos. De hecho, el rejo ofrece una gran variedad de propiedades nutritivas casi idénticas a las de los otros cefalópodos. Esto se debe a que supone un buen aporte de aminoácidos y más aún de proteínas, concretamente unos 17 gramos cada 100 gramos de este producto (basado en una dieta común de 2.000 calorías al día).
El rejo cocido es muy bajo en kilocalorías si tenemos en cuenta que su contenido en grasas y especialmente en grasas saturadas es más bien escaso. Además, ingerir este alimento también aporta al organismo humano minerales beneficiosos como zinc, potasio, fósforo, yodo y hierro. Pero no solo eso, sino que también es una buena fuente de vitaminas, destacando entre todas estas la vitamina B3 (niacina, la vitamina que ayuda a convertir los alimentos en energía) y B12.
Ciertos estudios han ayudado a demostrar que consumir este alimento marino ayuda a reducir los niveles de colesterol en la sangre y la presión sanguínea, ya que contiene taurina, un aminoácido que regula la presión sanguínea a través de disminuir la formación de coágulos en las venas. También es importante señalar que mejora la visión de quienes la consumen, en especial la visibilidad nocturna, y que actúa como potente antioxidante.
Con todo esto, se puede deducir que el rejo cocido es una excelente opción para incluir en nuestras dietas y disfrutar de todos los beneficios que nos aporta.
Las mejores recetas con rejo cocido
El rejo puede ser preparado de muchas formas distintas, pudiendo ser ingerido en cualquier momento del día, ya que es una opción ideal para desayunos, comidas o cenas. Esto se debe a que su preparación es simple y su digestión es rápida y óptima.
Las posibilidades que ofrece este producto tan característico para ser conocido son muy diversas. Uno de los platos estrellas por la simplicidad de su preparación es hacer rejo con pimentón, una delicia que consiste en dejar añadir pimentón de la vera o pimentón picante al rejo cocido y añadirle un chorrito de aceite. Luego simplemente tendremos que integrarlo todo bien y estará listo para que nuestro paladar lo disfrute.
Nosotros te recomendamos que pruebas a hacer rejo al vino blanco. Para este plato, tendrás que dejar descongelando el rejo al menos una hora antes de cocinarlo. En un sartén con aceite, echa unos ajos cortados a láminas y un par de guindillas a tu gusto. Deja que doren y añade el rejo ya descongelado, echa un poco de sal y saltéalo. Cuando ya esté cocinado, será el momento de añadir una cantidad generosa de vino blanco y dejarlo reposar en la sartén a fuego bajo unos 10 minutos. Una vez pasado este tiempo, añade pimentón dulce y sírvelo caliente.
Lo que queda claro es que el plato por excelencia para hacer con este producto es rejo a la gallega. Para hacer este plato digno de una estrella Michelín solo tendrás que cocer el rejo y preparar una ajada en una sartén, añadiendo aceite, pimentón dulce y picante. Una vez lo tengas todo emplatado, tendrás que añadirle sal gruesa o marina por encima. ¡Y a disfrutar!