La polémica con respecto a las cualidades del vino y a cuáles son sus efectos sobre nuestra salud lleva rondándonos desde hace décadas, pero precisamente por eso a día de hoy resulta difícil discernir qué información es verdadera y cuál es falsa, especialmente si hablamos de datos que refieren a cómo afecta el vino sobre nuestra salud. Habremos oído en más de una ocasión mitos como la idea de que una copa de vino equivale a una hora de gimnasio, pero está claro que nadie puede considerar con seriedad semejante afirmación. No obstante, sí es cierto que hemos oído datos sobre el vino que parecen mucho más creíbles, de ahí que surjan dudas con respecto a si esta deliciosa bebida realmente es buena o mala para nuestra salud.
Una de las principales preocupaciones de la gente que lo consume habitualmente, es decir, en comidas o cenas como acompañamiento, es si el vino engorda o no. Se ha dicho en numerosas ocasiones que el vino no son más que calorías vacías, dando a entender que, efectivamente, al beber vino consumimos calorías que nos engordan pero que no nos aportan nada más. Esto se debe a quien hay quien cree que el vino no es más que alcohol, pero nada más lejos. El vino se crea a partir de uvas, y durante su proceso de elaboración estas no pierden sus propiedades, por lo que las calorías que aporta el vino no están vacías, sino que contienen minerales y otros tantos oligoelementos muy saludables. Evidentemente, eso significa que el vino sí aporta calorías, y eso es lo que suele preocupar a la gente con respecto a si esta bebida engorda o no.
No es ningún secreto el que el alcohol sí lo hace. El alcohol sí son calorías vacías, y a raíz de ello no es de extrañar que mucha gente considere que todas las bebidas alcohólicas, como el propio vino, engorden sin aportar nada más. No obstante, las calorías que aporta el vino sin ínfimas en comparación con otras bebidas, y a grandes rasgos no puede considerarse que se trate de una bebida alcohólica que engorde, ya que aporta muy pocas calorías y estas contienen nutrientes. Esto último lo recalco porque nuestro organismo no procesa el vino como un carbohidrato más, es decir, no lo convierte en grasa. Se procesa de una manera distinta gracias a su composición, y por lo tanto el vino no engorda.
¿Es el vino saludable para nosotros?
Sí, lo cierto es que el vino es saludable para nosotros, pero eso no se debe únicamente a que no engorde. Los beneficios que puede aportarnos el vino son sorprendentes si tenemos en cuenta lo agradable que resulta consumirlo, ya que es una de las pocas cosas que ingerimos por gusto y por no lo mucho que puede aportarnos. Ahora bien, estamos hablando de consumir vino con moderación. Los beneficios de los que voy a hablarte solo vienen dados por un consumo responsable de esta bebida, porque no debemos olvidarnos de que contiene alcohol, y el alcohol en grandes cantidades resulta muy perjudicial, tanto por sus efectos físicos como psicológicos.
Hay numerosos estudios que han demostrado que el vino tinto, concretamente, puede reducir el colesterol malo, prevenir los coágulos en el corriente sanguíneo, y proteger el corazón, lo que deriva en prevención de enfermedades cardiovasculares. En bodegas como bodegasarane.com puedes encontrar un catálogo muy amplio de vinos tanto blancos como tintos, pero la mayoría de los beneficios que se le ha hallado a esta bebida se le atribuyen a estos últimos. El vino tinto contiene un porcentaje considerable de polifenoles, lo que resulta en una menor acumulación de grasas (de ahí que no engorde el consumirlo) y un proceso de envejecimiento más ralentizado. No obstante, hay que tener en cuenta que estos estudios todavía están en proceso, y sigue existiendo una polémica muy extendida sobre si realmente el vino es saludable o no para nosotros.
Lo que sí está claro es que, dentro del amplio espectro de bebidas alcohólicas, el vino es una de las bebidas más saludables en esta categoría. Sin embargo, voy a hacer especial hincapié en que para que el vino resulte saludable es muy necesario consumirlo con moderación, y con esto no me refiero, en absoluto, a ingerir una copa de vino diaria. La idea de que una copa diaria es más saludable para nuestra salud no es verdad, ya que los beneficios que puede aportarnos sí son tangibles, pero nos los aporta en pequeñas cantidades, y debe seguir siendo así para que no se conviertan en un arma de doble filo.
