Dieta astringente

Cómo se hace la dieta astringente

Cuándo y quién debe seguir una dieta blanda astringente

La dieta blanda astringente es la que deben seguir las personas enfermas del tracto digestivo (gastroenteritis) o que sufren diarrea, para cuidar el organismo y no forzarlo. También es un régimen indicado cuando se padece una indigestión, otros trastornos gástricos o una intoxicación alimentaria. Se trata de nutrir mejor el organismo sin estimular demasiado la digestión, de manera que la diarrea provocada no siga demasiado hasta poner en peligro nuestra salud. Aunque a lo largo de la vida es muy probable que a lo largo de la vida a todo el mundo le toque seguir una de estas dietas, hay dos grupos poblacionales especialmente propensos. El primero es el de los ancianos, en especial cuando toman comidas que se digieren con dificultad. El otro es el de los niños, que pueden enfermar de gastroenteritis a causa de una higiene deficiente (costumbres infantiles como tocarse la boca con las manos sucias, o no lavarse siempre las manos antes de comer) o debido a la ingesta masiva de dulces, una digestión pesada para un sistema digestivo aún en desarrollo. No es baladí tener en cuenta, a la hora de alimentarse o alimentar a quien esté padeciendo una diarrea, que después de la misma suele aparecer una temporada de falso estreñimiento. Lo que sucede es que el intestino se ha purgado (como si se le hubiera metido dentro una lavativa) y necesita algo de tiempo para volver a operar sin problemas. Al estar afectado, es especialmente vulnerable, por lo que conviene ser pausado y no comprometer la recuperación, por ejemplo, ingiriendo fibra en exceso. Asimismo, cuando acontece una diarrea, el agua se traslada del principio al fin del intestino y la flora del colon, tan beneficiosa para nosotros, suele acabar arrasada en el trayecto. Una buena vía para restaurarla es comer yogures, a poder ser con una buena cantidad de microorganismos (probióticos), que lo son todos aquellos que precisen frío para no estropearse. Qué es la dieta astringente

El proceso diarreico y la dieta

Para saber si tenemos diarrea o no, lo primero es conocer que se considera normal ir al baño a hacer aguas mayores desde una vez cada dos días hasta incluso tres veces al día. Si el número es superior al indicado, las heces son algo pastosas y salen violentamente, casi con incontinencia, en más volumen de lo usual, entonces tendremos diarrea, la cual además puede ser causada por otras enfermedades. En la primera fase, llamada de dieta absoluta, no hay que comer nada durante las primeras horas. Luego ya podemos empezar la dieta, por ejemplo, bebiendo agua de arroz o una bebida que reponga los electrolitos. Después, seguimos con el arroz hervido o en sémola. Luego ya podemos pasar a la pasta o el pan tostado, carnes blandas o verduras, hervidas. Más tarde cocinaremos a la plancha y cuando ya notemos la recuperación iremos reintroduciendo poco a poco hortalizas y verduras al natural, a continuación la leche y para acabar el café.

Qué es y qué se debe comer durante la dieta

La dieta blanda, como cabe imaginarse por el nombre, se traduce en una alimentación basada en comidas pobres en fibra y que ayudan a retener líquidos en nuestro interior; así, nos nutrimos, pero sin estimular demasiado el sistema digestivo. Astringente es lo contrario de laxante, que es precisamente lo que queremos evitar. Para ello hay que comer alimentos que no generen demasiados ácidos gástricos, para que el sistema digestivo permanezca tranquilo mientras se cura y para que la diarrea se corte. Entre los alimentos especialmente aconsejados, sobre todo los primeros días, podemos citar el agua que se queda después de cocer el arroz (medicina ancestral contra las perturbaciones estomacales o diarreicas), el caldo de pescado blanco con arroz, las manzanas asadas con limón rallado o la sopa de zanahorias con arroz blanco y un pellizco de aceite, que sea de oliva y virgen extra. Pasado lo peor, es bueno comer bastante yogur blanco, tortilla francesa y huevos duros. Cuando estemos realizando una dieta astringente, la mayoría de los alimentos lácteos están prohibidos: ni la propia leche, ni quesos, ni la combinación con cereales integrales, ni prácticamente nada. Solo yogur natural. Podemos comer carnes magras, como las de jamón cocido, lomo de cerdo, pavo, pollo o ternera. En cambio, quedan desterrados los embutidos y las carnes cartilaginosas y grasas como las del cordero y el pato. Son positivos los pescados blancos (bacalao, cabracho, congrio, gallineta, lenguado, merluza, rodaballo) y negativos los azules (Anchoa o boquerón, anguila, arenque, atún, bonito, caballa, chicharro, pez espada, salmón, salmonete o sardina). De verduras, mejor tomar solamente patatas o zanahorias, cocidas mucho o en puré; las demás, sobre todo las crudas (mejor evitar las ensaladas) y sobre todo las que provocan más gases (como la col o el repollo). Es aconsejable comer cereales como el arroz, la pasta y el pan blanco, pero se debe evitar la bollería industrial y toda clase de pasteles. Entre las frutas, solo son recomendables el limón, la manzana, el membrillo y el plátano; el resto, mejor las dejamos de lado. Debe moderarse el consumo de huevos (solo dos o tres por semana) y de aceites y grasas; quedan desterradas las salsas grasientas como la bechamel y la mayonesa. Igualmente deberemos dejar fuera de esta dieta los frutos secos y las legumbres, así como las comidas copiosas en general, las muy especiadas y las picantes. Sobre las bebidas, la mayoría podemos seguir tomándolas sin problemas: agua, caldo (al que se le haya quitado la grasa previamente), limonada alcalina, suero oral y té. No son buenas, por el contrario, bebidas alcohólicas, refrescos con gas y zumos naturales. En cuanto a las técnicas culinarias, lo mejor es preparar los menús hervidos, al horno, a la plancha o al vapor. Mejor evitar los empanados, los estofados, los guisos, los marinados, las frituras y los rebozados. Beneficios de una dieta astringente

Ejemplos de dieta astringente

Opción primera: para empezar el día, tostadas de pan blanco, manzana en compota y té bien reposado con poco o ningún edulcorante. Para aguantar la mañana, un poco de pan con membrillo y arroz cocido con zanahoria para almorzar, junto con media pechuga de pollo a la plancha aderezada con limón, una rebanada de pan blanco para acompañar y un plátano de postre. La merienda será solamente otra infusión como la del desayuno y galletas María. La cena consistirá en sopa de pasta de entrante y una merluza hervida guarnecida con puré de zanahoria y una rebanada pan blanco, con un yogur natural de remate. Si nos quedamos con hambre, podemos tomar antes de acostarnos otra infusión con biscotes y jamón cocido. Opción 2: para desayunar, un yogur o 25 gramos de jamón york, dos rebanadas de pan tostado (unos 40 gamos) y de beber café o té. La comida consistirá en un cuarto de pollo hervido o dos rodajas de pescado blanco hervido, acompañado de arroz hervido, sopa de fideos finos (con caldo vegetal colado) o 150 gramos de patatas hervidas, con una manzana hervida o un membrillo de postre. Para merendar, una rebanada de pan tostado con té. Y de cena, algo parecido a la comida.

Consideraciones para los niños

De acuerdo con buena parte de los expertos, lo mejor es volver a proporcionar a los más pequeños la dieta que consumen habitualmente lo antes posible, pues la dieta no es demasiado efectiva. Guiándose, eso siempre, por el apetito que tengan y lo que más les apetezca comer. En los últimos años se ha averiguado que la dieta astringente no hace las heces más consistentes ni baja la frecuencia con la que se expulsan. Además, las diarreas en los niños tienden a durar entre tres y siete días, no importa qué sea lo que le demos de comer. Asimismo, los estudiosos recomiendan que los niños que ya tomaran comidas sólidas o semisólidas las mantengan durante sus etapas de diarrea. En el caso de los lactantes, no hay que temer por ellos, aunque se aconseje retirar la lactosa durante las diarreas; hacerlo sería incluso perjudicial, dada la gran cantidad de nutrientes esenciales y defensas que fortalecen el sistema inmunitario que transmite la madre a su bebé a través de la leche. Los bebés lactantes deben continuar mamando cuanto soliciten. En el caso de los que consumen leche artificial, deben seguir haciéndolo en su fórmula habitual tras haberse rehidratado, en cantidad bastante para mantenerse sanos y sin que sea necesario retirar la lactosa salvo en casos muy particulares (alteraciones severas del tracto digestivoo desnutrición). Cuándo seguir una dieta astringente

Los peligros

De acuerdo con algunos entendidos, la dieta astringente además de no paliar ni la duración ni severidad de la diarrea, podría alterar el equilibrio de la alimentación infantil (mayormente por falta de energía) si no se realiza con cuidado, afectando así negativamente al sistema inmunitario del niño, ya debilitado. Además, una dieta insípida y monótona puede provocar que el pequeño pierda el apetito por rechazo, lo cual impediría que el intestino se recompusiese con normalidad, con todos los nutrientes. Por otro lado, nunca hay que dejar de amamantar para dar alimentos supuestamente astringentes, porque es arriesgado y, además, no hace falta. En resumidas cuentas, el mayor riesgo en una diarrea es la pérdida de agua y de minerales, que se produce a menudo y en buenas cantidades por las deposiciones. Hay que saber detectar la deshidratación, que es muy visible en los niños por síntomas como la ausencia de orina, los ojos hundidos y que no tienen lágrimas al llorar, la sequedad en la boca y la lengua y la abulia. Es especialmente preocupante en los bebés de menos de un año, debido a que en ellos puede desarrollarse en cuestión de horas. Para combatirla, además de las recomendaciones del pediatra y administrar líquido, se pueden emplear soluciones de rehidratación oral.

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