Dieta para la gastroenteritis
¿Qué encontrarás aquí?
De qué se trata
La enfermedad conocida como gastroenteritis aguda se produce cuando se irritan e inflaman las paredes del estómago y de los intestinos, debido principalmente a diversas clases de virus, aunque hay otras causas menos comunes (parasitarias, bacterianas o no infecciosas). Es una de las dolencias más frecuentes, sobre todo en niños y en invierno. La manera de contraerla es comiendo alimentos infectados por él, sobre todo porque hayan sido tratados en pésimas condiciones higiénicas, o agua contaminada, aunque también hay otras fuentes de contagio como el contacto con personas afectadas. Cuando sufrimos gastroenteritis aguda podemos experimentar diversos síntomas como dolores en el abdomen, calambres, diarreas, fiebres, mareos, náuseas o vómitos. Para combatirlos, es preciso seguir una dieta que contribuya a que mantengamos agua en el cuerpo y que también sea ligera, para la semana aproximada que suele durar la enfermedad. Para prevenirla, nada como lavar bien los alimentos y las manos y desinfectar los biberones.
Fruta y sopa
En primer lugar, cuando padecemos gastroenteritis aguda, hay que incrementar la ingesta de verde. Verduras y frutas, que contienen abundantes antioxidantes, reforzarán nuestro sistema inmunitario, ayudando al cuero a combatir la infección que lo asola, además de mantenerlo hidratado. Por ejemplo, modemos tomar peras, manzanas o melocotones en puré sin azúcar) y toda clase de verduras, sin ninguna restricción, de las que más nos gusten y cocinadas de cualquier manera, ya sean crudas, hervidas o cocidas.
En segundo lugar, para combatir la deshidratación, y también la diarrea, una buena forma -además de beber todos los líquidos que podamos entre horas- es tomar sopas. Aunque seamos más reacios al caldo que Mafalda, es conveniente tomarnos unas cuantas si queremos recuperarnos pronto. Para ello, las sopas más efectivas son las de verduras, que facilitan la eliminación de toxinas mediante la orina. Hay que huir de las que contengan muchos condimentos, apio, perejil o cualquier tipo de picante, que irrita las mucosas digestivas y empeora la progresión de la dolencia.
Una buena idea es el zumo de limón, que además de hidratante, es astringente. También podemos añadir al agua que tomemos, para darle sabor, cáscaras de naranja, mandarina u otros cítricos, echándolas en dos litros dentro de una jarra de cristal y dejando que repose dos o tres horas para que la aromaticen y hagan más agradable de tomar. En niños pequeños es conveniente evitar los refrescos gaseosos –nada buenos para la diarrea en particular- y los zumos de fruta.
Más alimentos suaves
Comidas como el arroz blanco, los cereales calientes y el pan tostado nos reportarán en buena cantidad los nutrientes (proteínas, minerales) y sobre todo la energía que necesitamos para superar esta enfermedad estomacal sin irritaciones y para tener un buen tránsito intestinal.
La dieta, en general, debe ser blanda. En cuanto a platos con más enjundia, se deben ingerir carnes magras (sin grasa) como la de gallina y pescados blancos (bacalao, gallo, merluza, pescadilla o perca, por ejemplo) a la plancha, más verduras cocidas como patata o zanahoria. Un aliado inesperado y delicioso es el chocolate, sobre todo el negro, por su poder astringente, además de la manzana y el membrillo.
Progresivamente debemos ir tomando alimentos secos y que sea necesario masticar bastante (biscotes, tortas de arroz, tortilla, pechuga de pollo, jamón cocido y frutas muy maduras como la pera o el plátano.
Comidas que debemos evitar
Si bien es típico que en esta enfermedad se pierda el apetito, es fundamental luchar contra el riesgo de deshidratación, que causa estragos en los países menos desarrollados. Para ello, y para reponer los electrolitos, es interesante tomar bebidas isotónicas (deportivas) y a las azucaradas. Solo en casos extremos, de deshidratación severa (en niños y ancianos), sería necesario el tratamiento intravenoso. También se pueden tomar suelos orales si se ve necesario, aunque su sabor suele ser nefasto. Una receta de suero casero es la siguiente: litro y medio de agua (mineral o hervida, es fundamental que esté descontaminada), una cucharadita de sal, otra de bicarbonato, dos cucharadas soperas de azúcar y el jugo de un limón entero, todo bien mezclado y tomado a lo largo del día. Asimismo, es interesante el té y las demás infusiones digestivas y relajantes (manzanilla, tila…) para combatir la diarrea, siempre sin ningún edulcorante.
Ya no se recomienda lo que los ingleses llaman dieta BRAT: pan y plátanos (bread and bananas), arroz (rice), manzana en puré (apple), tostadas y té (tea and toast), pues se ha demostrado que no beneficia sustancialmente al desarrollo de la enfermedad y no aporta los nutrientes suficientes para pasar lo mejor posible por la gastroenteritis aguda. En su lugar, hoy se aconsejan los alimentos probióticos y el yogur con bifidobacterias, sobre todo el líquido; en el caso de los niños, también los suplementos de zinc.
Para no agravar la diarrea que suele acarrear esta enfermedad, es preciso no consumir, dentro de lo posible, alimentos ricos en fibra como legumbres, frutos secos, frutas desecadas y las versiones integrales de los productos (particularmente el arroz, el muesli, el pan y la pasta). La fruta que comamos habrá de ser cocida o al horno sin la piel, en almíbar sin el correspondiente zumo, o exprimida en zumos colados sin ningún endulzamiento. Para la gastroenteritis aguda, hay que privarse de comer alimentos grasos y legumbres, así como cualquier otro que pueda resultar laxante. Es por ello que quedan prohibidísimas frutas como las naranjas, las ciruelas, los kiwis… En su lugar deberá aumentarse la cantidad de alimentos con pectina (fibra soluble de propiedades astringentes) que ingerimos, como el membrillo, la manzana rallada, la patata hervida y chafada, la pera cocida o el plátano maduro.
Dieta de ejemplo
A continuación, indicamos un menú modelo para una dieta de gastroenteritis aguda.
- Desayuno: yogur (o dos si nos quedamos con hambre) tipo bifidus y un té bien reposado (por lo menos tres minutos). Una manzana asada o en compota.
- Media mañana: membrillo acompañado de pan tostado y mucho líquido de alguna de las maneras que hemos indicado más arriba.
- Comida: arroz blanco con cebolla, calabaza y zanahoria. Pechuga de pollo a la plancha y limón con pan tostado y una infusión para hacer bien la digestión.
- Merienda: plátano con pan tostado y un yougr tipo Bifidus.
- Cena: Sopa de verduras con tortilla de jamón york y el mismo acompañamiento que la comida.