Cuando se tiene gastroenteritis resulta básico realizar un tratamiento dietético. Si se trata de una gastroenteritis leve, los profesionales suelen recomendar reposo, ayuno y beber mucha agua o diferentes líquidos para no deshidratarse mientras se va eliminando la gastroenteritis del cuerpo. Pero, si se trata de un problema más fuerte, y sobre todo en adultos, necesitándose tratamiento médico urgente, presentándose síntomas persistentes como vómitos, diarreas, molestias del estomago, debilidad e incluso fiebre, debería realizarse, además del ayuno y del consumo de líquidos, una dieta astringente sin nada de fibra, y continuarse con la hidratación. También se incluirán si fuera necesario, bebidas isotónicas o suero.
Así, se comenzaría realizando reposo y llevando a cabo una dieta líquida. Si la gastroenteritis es leve, con esto bastará y probablemente no será necesario tomar medicamentos. Durante este período debería consumirse mucho líquido para no deshidratarse y también, eliminar los gérmenes. Puede tomarse agua con limón, agua normal, infusiones (no todas, aquellas como la manzanilla, la tila o la melisa, por ejemplo, pero bajo ningún concepto ninguna con propiedades diuréticas), zumos de frutas, suero o bebidas isotónicas. Un pequeño consejo sería tomar algún sorbo de cola sin gas si sigue molestando el estómago.
Si la gastroenteritis va remitiendo, se puede introducir ya la alimentación sólida, con yogures desnatados con bifidobacterias y otros alimentos, de carácter astringente y que no lleven fibra. Así, por ejemplo, podrán consumirse biscotes, arroz blanco, patata y zanahoria cocida, jamón cocido, tortilla, pechuga a la plancha o pescado a la plancha… Todo muy bien cocinado y sin salsas, y sobre todo alimentos que tengan que masticarse bien, para no perjudicar al organismo, que aún no estará del todo recuperado. Un ejemplo de dieta de un día para la gastroenteritis es el siguiente:
Para desayunar se tomaría yogurt desnatado con bifidobacterias y una infusión de las mencionadas más arriba (manzanilla, tila…). Se podría incluir también algo de manzana, pero asada o en compota, no en crudo.
Para almorzar se prepararía una rebanada de pan tostado con membrillo. Durante toda la mañana se debería consumir abundante líquido en la forma que se prefiera (agua, bebidas isotónicas, infusiones etc.).
A la hora de la comida podría consumirse arroz blanco preparado con zanahoria, con cebolla y con calabaza hervidas. Esto como acompañamiento de una pechuga a la plancha aderezada con limón. Se incluiría también pan tostado y una infusión.
Para merendar se recomienda tomar una rebanada de pan tostado combinada con un plátano (que puede machacarse o no). Se incluiría también yogurt con bifidobacterias para ayudar al intestino.
En cuanto a la cena, ésta estaría compuesta por una sopa de sémola a la que se añadirían zanahoria y puerro hervidos. Esta sopa serviría como acompañamiento de una tortilla de jamón york y se acompañaría de una rebanada de pan tostado. Asimismo, se tomaría una infusión digestiva (que no diurética), para regular el tránsito intestinal.
Algunos de los alimentos más recomendados para luchar contra la gastroenteritis son aquellos que cuentan con taninos, unos compuestos que ayudan a deshinchar la mucosa del intestino. Entre ellos, destacan la manzana (hervida, al horno etc…), el membrillo y los nísperos, que además cuentan con fibra soluble que ayuda a reducir el ritmo intestinal. Las mismas propiedades tienen también la pera cocida, la patata hervida, las zanahorias y los plátanos maduros (estos alimentos se recomienda consumirlos hervidos y chafados para que sea más sencilla su digestión).
Los alimentos que deben evitarse en caso de tener gastroenteritis o presentar algún síntoma son los siguientes: aquellos muy ricos en fibra como las frutas, verduras, legumbres, los frutos secos y los productos integrales (ya sea en pan, arroz o pasta).
La fruta debe cocerse o hacerse al horno y presentarse sin piel, puesto que es donde se encuentra la mayor cantidad de fibra, y debe evitarse su consumo. También puede consumirse en almíbar, sin el caldo o en zumo sin la pulpa y sin azúcar.
