Si tienes una úlcera, padeces de gastritis crónica o reflujo gastroesofágico, o tuviste que someterte recientemente a una cirugía en el tracto digestivo, tu médico puede que te haya puesto bajo un régimen de dieta blanda.
Bajo esta práctica, tendrás que evitar todos los alimentos picantes, muy condimentados, altos en fibra o difíciles de digerir. Puede además que tengas que modificar algunos de tus hábitos alimenticios normales. Para ello, lo mejor es auxiliarse de un doctor o un dietista para que nos ayude a desarrollar un plan de dieta blanda, que proporcione todos los nutrientes que nuestro organismo necesita.
¿Qué encontrarás aquí?
Cereales refinados para el desayuno
Durante una dieta blanda, los gastroenterólogos recomiendan para los desayunos emparejar los huevos revueltos, o algún sustituto del huevo, con crema cocida de trigo.
Además, es aconsejable que, aunque el Departamento de Agricultura de Estados Unidos aconseja que la mitad de los granos que un hombre adulto consume sean integrales, en tu dieta evites panes integrales, cereales y pastas, en favor de cereales refinados, pan blanco y pastas regulares. Asimismo, puedes completar el desayuno con zumo de naranja, leche baja en grasa, o sin ella, y un pedazo de pan blanco tostado.
Carne fresca y magra en el almuerzo
En tu dieta blanda, una comida de carne de res magra y asada, pollo o pavo en salsa, arroz blanco, zanahorias cocidas, peras en conserva y una ensalada de lechuga, podría ser un almuerzo ideal.
Hornear, asar, hervir, asar, hacer guisos o pasar las carnes por el microondas en vez de freírlas, es una máxima a respetar bajo el régimen blando, así como también lo es el mantenerse alejado de productos curados o ahumados como salchichas, carnes en conserva, jamón y embutidos.
A las carnes podemos condimentarlas con hierbas y especias suaves, pero no con ajo, pimienta, salsas de chile, salsas de barbacoa o rábano picante. Igualmente, si fueras vegano o vegetariano, puedes sustituir las carnes por tofu al vapor o al horno.
Verduras cocidas para la cena
En un plan de dieta blanda típica, la cena puede estar conformada por pescado al horno, fideos, verduras cocidas como calabacín, judías verdes, espárragos, espinacas o calabaza, y leche.
Todas las verduras que vayamos a consumir en la dieta pueden estar horneadas, hervidas, hechas puré o cocinadas al vapor, pero no debemos comerlas crudas. De igual forma, debemos evitar los frijoles secos y las legumbres, además del maíz y otras verduras propensas a causar gases, como las coles de Bruselas, el repollo, brócoli, cebolla y pimientos verdes.
Dulces medidos para los aperitivos y postres
Si dispones de tiempo, durante el régimen de dieta blanda puedes hornear postres ligeros y bajos en azúcar como galletas, pasteles o magdalenas, los cuales puedes tener a mano para cuando se te antoje un bocadillo, o un postre tras la cena.
Es importante aclarar que a estos dulces no se les deben añadir frutos secos, fruta fresca o seca ni coco rallado a la masa, si se trata de un bizcocho. Esto es esencial para mantener el contenido de fibra lo más bajo posible.
Otro consejo al respecto es tratar de utilizar siempre harina blanca enriquecida, y no cualquier otra variante de harina de trigo integral. Un budín bajo en azúcar, hecho con leche baja en grasa, es una gran opción como postre para una dieta blanda.
Para ingerir menos calorías, puedes elegir siempre frutas en conserva o cocidas. Con la excepción de los plátanos maduros y los aguacates, que pueden comerse crudos, en una dieta blanda debes evitar comer el resto de las frutas en su estado natural.