Claves para evitar el efecto rebote con una dieta equilibrada

Cuándo aparece el efecto rebote

¿Qué es el efecto rebote?

Cuando se acaba una dieta para perder peso, aparece un gran enemigo y una gran preocupación: el llamado efecto rebote, odiado y temido porque deshace todo el trabajo hecho durante días, semanas o incluso meses. Antes de empezar cualquier dieta, por supuesto equilibrada, es preciso averiguar qué es el efecto rebote, por qué se produce y cómo evitarlo, a fin de que la dieta que decidamos seguir consiga ser exitosa.

Entendemos por efecto rebote el regreso de los kilos perdidos tras el seguimiento de una dieta de adelgazamiento una vez que esta ha llegado a término. Nadie está en principio a salvo de sufrir un mal tan común, pero no se desanime, porque tiene solución.

Las dietas equilibradas tienen efecto rebote

Por qué se produce

Existen múltiples factores por los que puede producirse el efecto rebote. Quizá la principal es que el seguidor de una dieta, al finalizarla, a menudo suprime las costumbres que ha adquirido con ella nada más finalizarla, recuperando así las conductas que motivaron el exceso de peso, como por ejemplo comer alimentos poco saludables (pastelería y bollería industrial, exceso de grasas, comida rápida…) o no tener en cuenta las cantidades de ingesta, las proporciones de nutrientes y un largo etcétera.

Otro de los motivos más comunes de que aparezca el efecto rebote es que no se siguiera con anterioridad una dieta equilibrada o adecuada para el paciente, por claro desequilibrio de nutrientes o muchas otras causas. Ello, además de poner en riesgo nuestra salud por privarnos de elementos químicos esenciales para una vida sana, termina afectando muy nocivamente en el recién salido de la dieta, alentándolo a pegarse grandes atracones de alimentos ricos, adictivos o apetitosos que durante el régimen habían quedado terminantemente prohibidos.

Debe tenerse especial cuidado con la multitud de dietas que pululan por Internet y podemos tener la tentación de probar sin haberlas adaptado previamente a nosotros como es debido. Muchas de ellas no están basadas en la medicina empírica, son demasiado restrictivas (deben llevarse a cabo solo en circunstancias especiales, como por ejemplo las astringentes o blandas por enfermedades, nunca más del tiempo recomendado, o las específicas para dolencias como la gota o la celiaquía), provocando por ello aún más el efecto rebote y están fuertemente cuestionadas por la comunidad científica seria. Así, encontramos dietas que enfatizan un alimento hasta aburrir al paciente y desequilibrar el metabolismo, basadas en el marketing y en la personalidad de un doctor famoso con la clara intención de vender sus productos más que otra cosa (Dukan, la zona, Scardale…), marginan ciertos grupos de alimentos en favorecimiento excesivo de otros o incluso tienen recomendaciones tan peregrinas como recomendarnos comer igual que hacían los cavernícolas.

La tercera gran causa por la que aparece el efecto rebote es que, a menudo, tras acabar la dieta se abandona el ejercicio asociado a ella y se vuelve a la vida sedentaria, dejando de quemar calorías y regresando así a las andadas del peso excesivo. Es precisa media hora de actividad moderada al día.

Adelgazar y volver a engordar

Cómo evitar sufrir el efecto rebote

Para combatir la aparición del efecto rebote hay que seguir siempre una dieta elaborada de forma profesional por un nutricionista o un médico titulado. Debe basarse en la evidencia científica de la restricción calórica: que consumamos menos calorías de las que gastamos en función de nuestras características físicas y estilo de vida, una dieta que sea equilibrada y ajustada a nosotros.

Además, no se debe con ella perder peso de repente, sino de manera paulatina; lo contrario sería muy pernicioso de la salud, además de favorecer sensiblemente el efecto rebote. Hace falta dedicación, paciencia y constancia.

Es absolutamente fundamental continuar haciendo ejercicio para mantener el peso perdido dentro del índice de masa corporal adecuado, para una buena salud y para un estilo de vida con el que nos sintamos bien. No conviene relajarnos y volver a la vida sedentaria, porque entonces es cuando puede aparecer el odioso efecto rebote.

Por último, tras finalizar la dieta, es más que aconsejable continuar con una dieta de mantenimiento que nos haga mantenernos en nuestro peso adecuado sin volver atrás. No hace falta ni siquiera que sea un régimen como tal, basta con que consumamos las calorías que necesitemos (no más) y llevemos a cabo un equilibrio de nutrientes. Incluso podemos darnos algún capricho de vez en cuando, los fines de semana.

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