La dieta cetogenica y el cáncer

Dieta cetogenica: cáncer

Una dieta cetogénica es una en la que los hidratos de carbono, y en menor medida, la proteína se restringen en la dieta y se reemplazan con grasa. Este tratamiento ha sido eficaz para el control de las convulsiones en los niños epilépticos durante más de un siglo y más recientemente para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la obesidad. También puede brindar un beneficio en los subtipos de cáncer muy vinculados con la obesidad y factores de riesgo metabólicos, tales como el cáncer de mama. Esta dieta generalmente despliega una proporción de 4:1 de grasa para proteínas y carbohidratos. Sin embargo, muchos alcanzan una cetosis significativa cuando sus hidratos de carbono se limitan a menos de cincuenta gramos por día y otros en torno a los 20-30 gramos.

¿Qué son las cetonas?

Las cetonas son fuentes de energía producidas por el hígado que pueden atravesar libremente nuestra barrera hematoencefálica para proporcionar una fuente de energía a las neuronas (células cerebrales).

Las cetonas reemplazan la glucosa cuando ésta no se encuentra disponible, por ejemplo durante el ayuno, en los meses de invierno en las sociedades tradicionales, y durante todo el tiempo en las sociedades modernas de cazadores-recolectores, como los inuit esquimales o los miembros de la tribu Masai, que consumen muy pocas fuentes de carbohidratos.

Hablando diáfanamente, en algunas mañanas muchos de nuestros lectores probablemente tengan una cantidad significativa de cetonas flotando en su sangre, y los partidarios de la alimentación baja en carbohidratos, mucho más.

¿Cómo puede la dieta cetogénica ayudar en el tratamiento del cáncer?

Al igual que la mayoría de las cosas en el cáncer, incluyendo la quimioterapia, agentes biológicos e incluso la terapia de radiación, no sabemos exactamente cómo funciona una dieta cetogénica para estos pacientes, sin embargo existen varios mecanismos potenciales.

Primero y ante todo una dieta cetogénica puede funcionar simplemente mediante la disminución de glucosa disponible para las células tumorales. Hace muchas décadas, Otto Warburg dejó establecido que un sello distintivo del cáncer es la captación de glucosa por las células cancerígenas, que dependen de este compuesto para obtener energía.

Por lo tanto, cualquier método que disminuya la glucosa puede ayudar a “matar de hambre” a las células cancerosas. Datos recientes de varias universidades, incluyendo la Johns Hopkins, han demostrado que en los tumores cerebrales, mientras mayor sea el nivel de glucosa en la sangre menor será la supervivencia.

Nivel de glucosa en sangre

Otras informaciones retrospectivas han demostrado que a los pacientes con glioblastoma multiforme frontal, mientras mayor es su nivel de glucosa en sangre, peor les va con el tratamiento. Diferentes datos han demostrado que esto ocurre debido a la deficiencia de mitocondrias. Como estas pueden crear energía a partir de las proteínas y grasas, esta deficiencia deja a las células cancerosas a expensas de la glucólisis o degradación de azúcar para producir energía.

Curiosamente, nuestras células utilizan este proceso como tal, sobre todo cuando el oxígeno no está disponible. Esto es lo que ocurre en las células musculares durante las carreras de velocidad o cuando se practica el levantamiento de pesas. El ácido láctico se libera, lo que resulta en una sensación de ardor en los músculos.

Células cancerosas y la glucólisis

Células cancerosas y la glucólisis

Las células cancerosas, por otro lado, parecen utilizar la glucólisis para la energía, independientemente de si el oxígeno está presente o no. Este proceso es muy ineficiente para la producción de energía, y las mitocondrias pueden crear alrededor de veinte veces más ATP (adenosil-trifosfato) que el proceso de glucólisis.

Una dieta cetogénica permite al organismo descansar en la mitocondria para producir energía. Por último, las mitocondrias como orgánulos dentro de nuestras células, pueden reciclar viejas partículas o eliminar a las células que parecen estar funcionando mal. En otras palabras, las mitocondrias se utilizan para eliminar las células de nuestro cuerpo que pueden convertirse en malignas.

Desregularización de la mitocondria

Desregular la mitocondria puede servir como una manera de aumentar los procesos de limpieza de nuestro organismo, que pueden conducir a eliminar potenciales células cancerosas. También, mientras que nuestras células normales pueden utilizar cetonas para la energía, los datos muestran que las células cancerosas son incapaces de derivar energía de las cetonas.

Debido a sus mitocondrias defectuosas, las células cancerosas también dependen de la glucosa para fijar los radicales libres dañados. Al igual que nuestras células normales, las células cancerosas están experimentando constantemente el bombardeo de radicales libres. Cuando sus mitocondrias no funcionan adecuadamente, ellas descansan cada vez más en la captación de glucosa, que se utiliza para contrarrestar el daño de los radicales libres. Limitar esta glucosa inhibirá la reparación del daño celular.

Para poder sobrevivir, las células cancerosas requieren algo más que combustible, al igual que nuestras células normales, que utilizan hormonas marcadoras que les indican crecer y sobrevivir. Las células cancerosas tienen en su interior receptores como el del factor de crecimiento de insulina (IGF-1R). De modo que la insulina secretada en nuestro torrente sanguíneo en respuesta al consumo de hidratos de carbono, puede activar varias reacciones que incrementan la proliferación del cáncer.

Disminución del tránsito de insulina en las células

Un estudio reciente en pacientes con cáncer avanzado confirmó la capacidad de una dieta cetogénica para disminuir significativamente el tránsito de insulina en las células.

Los estudios en humanos han demostrado que la metformina, un medicamento para la diabetes, puede reducir el adenosil-monofosfato, al igual que el ejercicio intenso y la restricción de carbohidratos De hecho, actualmente se realizan pruebas para suministrar metformina como parte de su tratamiento a pacientes con cáncer de mama.

Por lo tanto, reducir al mínimo las vías que conducen al crecimiento del cáncer y la activación de las que lo limitan constituyen otro mecanismo potencial por el cual funciona una dieta cetogénica.

Por último, varias de las vías mencionadas anteriormente pueden disminuir la sensibilidad de las células cancerosas a la quimioterapia y la radiación, o en otras palabras, hacer las células más resistentes a estos tratamientos. Hay varios métodos para inducir ayunos intermitentes y activar la autofagia. La activación del receptor de insulina y varios procesos dentro de las células cancerígenas les permitiría reparar más fácilmente los daños causados por la quimioterapia y la radiación.

Radioterapia

¿Cómo funciona la radioterapia?

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la radioterapia trabaja principalmente mediante la interacción con las moléculas de agua en y alrededor de las células cancerosas para crear radicales libres que atacan a estas células, causando daños en el ADN.

La restricción de glucosa mediante la aplicación de una dieta cetogénica puede aprovechar esta incapacidad para contrarrestar los daños causados por los radicales libres, y conseguir así que la radiación sea más eficaz.

Un estudio en ratones ha demostrado que la eficacia de la terapia de radiación es significativamente mayor en el tratamiento de tumores cerebrales cuando se asume una dieta cetogénica.

¿Las cetonas pueden combatir el cáncer?

Por último, pero no menos importante, algunas personas sostienen la hipótesis de que las cetonas en sí mismas pueden combatir el cáncer. Esto es más especulación que otra cosa, pero reportes sobre varias sociedades, particularmente las ubicadas en África y los esquimales inuit, revelan pocos casos de cáncer. El doctor Urquhart, quien sirvió como cirujano de distrito en el extremo norte, durante siete años con todo el equipamiento y radiografías al día, ha publicado que nunca vio ni un solo caso de cáncer en personas de todas las edades.

En la próxima década, el poder de la dieta, el ejercicio y las dietas cetogénicas específicamente para la prevención y el tratamiento del cáncer pueden tomar la delantera en el campo de la oncología.

Una dieta cetogénica es sólo una de las muchas intervenciones nutricionales y de estilo de vida que pueden resultar valiosas en la lucha contra el cáncer. Nuevos estudios deben evaluar este potencial.

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